domingo, enero 05, 2014

Sueltas

Cintia llegó temprano. Me escribió un mensajito a la tarde preguntándome si nos podíamos juntar hoy.  Me dijo que si quería llevaba para que veamos un peli.
Yo compré todo para hacer unas pizzas. Le tuve que preguntar qué le gustaba porque no me acordaba. Hacía mucho que no nos veíamos. Y además no soy la experta cocinera.

Cuando llegó me dijo que la empezáramos a ver en seguida porque duraba varias horas. Nos acomodamos en mi habitación, ahí tengo la tele.
Las actrices son re lindas y todo pero qué larga que se me hizo! A Cintia se notaba que le gustaba mucho.

–Qué poco se ven ellas en tetas, deberían mostrarlas más... le dije en un momento de calentura.
–Pero si están todas desnudas mientras cojen, Gilda! me contestó, y después me agarró y me mordíió mientras me decía: sos insaciable! me hizo reír, me hizo cosquillas y tuvimos que parar la peli y retrocederla...

Paramos a la mitad más o menos porque nos dio hambre. Cintia tenía hambre desde que llegó. Ella siempre tiene hambre. Es como esa chica de la película, Adele.
Terminamos de mirar la peli y ella se fue a dormir a su casa. Yo quería que se quedara pero me dijo que estaba muy cansada, que tenía que levantarse temprano. Excusas, creo yo.
Igual me hizo bien verla de nuevo. Cintia me pone de buen humor siempre. Me alegro que no esté de novia ni nada de eso. Estamos las dos sueltas.

jueves, julio 10, 2008

No duró

Claro tendría que haber venido antes por acá. Bueno, es que la vida o la vivís, o escribís cuando tendrías que estar viviéndola, no?
A mí a veces me pasa, no sé…
Yo la quiero, a Juli, y ella también me quiere, pero no podemos estar juntas mucho tiempo. Era algo que me parecía que podía funcionar, y lo intentamos.
Igual ya sabíamos que somos muy distintas.
No, eso no tiene nada que ver. Yo creo que se puede ser redistinta y llevarte como para estar en pareja millones de años.
El tema es bancarse eso distinto que tenemos, sin querer que la otra se vuelva menos distinta. Me explico?
Entre tortas es jodido, porque llega un momento en que no te despegás, y hacés todo juntas. A eso me refiero. Una de las dos deja de hacer lo que quisiera hacer para hacer las cosas a dúo. Es como que si no no estarías amando lo suficiente a la otra.
O tal vez no te sale hacerlo. Como que parece que querés cambiar y hacer lo que la otra quiere como si fuese lo que vos querés. Pero en realidad no cambiaste un choto.
O sí, cambiaste, pero no de esa forma, de otra, y no te animás a actuar de acuerdo a ese cambio.
Así estaba yo, cuando Julieta me dijo: “Te quiero, pero no puedo estar más en pareja. No es que quiera estar con otra. Es que quiero estar sola”.
Luego de recibir ese balde de agua fría, tragué saliva, me arreglé los anteojos, y le dije: “Bueno, hacé como quieras, yo no te ato. Nunca lo hice, no lo voy a hacer ahora. Igual te voy a extrañar”.
Y nos dejamos. Yo pensé que iba a ser más duro para mí, pero no.
O sea, la extraño. Extraño su perfume, los perfumes que usaba. Su sonrisa, los comentarios que hacía sobre ciertas cosas. Encontrar sus ojos mirándome con ganas, de comerme a besos. Y yo buscándola para desnudarla con la mirada.
Sí! La extraño, pucha y cómo! Pero no me duele. No sé qué me pasa. Insensible no estoy porque a veces lloro por ella, o por nosotras, o será por mí?
Pero me siento libre.

viernes, junio 09, 2006

6 meses de amor

Ya casi estamos en los primeros 6 meses con Julieta.
Yo creo que es lo mejor que me pasó en los últimos años, me parece que ya lo había dicho, pero por las dudas los vulevo a decir.
Tengo ganas de hacer una fiesta, porque si después pasa algo, parece que una no disfrutó ni compartió lo bien que la pasó, con otros.
El tema es que no sé si hacer una fiesta familiar o sólo de amigos. Si es familiar va a parecer una fiesta de juntada, si es de amigos, por ahí algunos familiares se ofenden por no estar invitados.
Bueno, vamos a ver qué opina la Juli.

La onda de ir a vivirnos juntas no nos convence todavía. Tenemos ganas de hacer algunas cosas juntitas, y para eso estamos juntando unos manguitos. Sí, son unos viajecitos que queremos hacer. Son idea de mi chica pero también yo me engancho, porque apenas si conozco las sierras de Córdoba!
Y el Maxikiosco funciona, pero tampoco es para tanto, porque somos varios que tenemos que vivir de esa entrada. Es así la vida de las tortas, medio pelo, y laburantas. No queda otra más que laburar, aguantar y esperar.
Me entraron ganas de hablar con tía Marta, capaz que ahora la llamo por teléfono.

miércoles, febrero 22, 2006

De una torta enamorada

Sí, así estoy estos días.
Bueno creo que después de varios años me tenía que pasar.
Julieta dice que yo tenía que dejar que me pase.
No estoy segura. O sea, sí estoy segura de estar enamorada, o lo más parecido a estar metejoneada. como dice mi tía Marta "hasta el caracú".
Las fiestas fueron las más divertidas de los últimos no sé cuántos años. Nos fuimos una semanita de vacaciones juntas, porque no podíamos más tiempo.

Mi cumpleaños lo pasé tirada panza arriba, al lado de una pileta, en una casita de los suegros de Fernando, el hermano de Julieta.

Y ahora estamos pensando que tal vez podríamos compartir un nidito de amor, las dos. Yo tengo un poco de cagazo, no lo puedo negar. Pero a la vez sé, por fin siento que es así, que me toca vivir, lo que sea.

Se podrá estar enamorada y pensar con un poco de sentido común?
Bueno, cada tanto me atacan las dudas. Pienso que no va a funcionar. Después sacudo la cabeza, y trato de dejar de pensar. Entonces miro en los ojos de la Julie y se me caen las medias, por así decirlo. Y vuelvo a sentirme otra vez entre las nubes. Y pienso que ya hace más de dos meses que me siento así, y que tal vez pronto se me pase, o se le pase a ella. ¿Por qué seré tan hija de puta?
En esos momentos se me hace difícil no odiarme.



viernes, diciembre 16, 2005

Baile con sorpresas

El sábado fuimos a bailar con Julieta. Pero esta vez quiso ir a un boliche gay.
–Está bien, le dije yo.
Me dijo que tenía ganas de ver a algunos amigos que hacía mucho que no veía.

A mí los boliches gay me resultan divertidos, y me parecía muy bueno poder compartirlo con Juli. Hace mucho que no voy a uno. Así que cuando me preguntaron los hermanos en el Maxikiosco qué hacía el fin de semana, les conté re contenta que íbamos a bailar con la hermana a “Fiebre” el boliche gay más gay de la zona.

Llegamos tipo 1, porque sabíamos que iban a sortear unos viajes a Brasil, y Juli quería probar suerte. Así que tuvimos que hacer la cola para conseguir números, fue una cola muy amanerada, la que nos tocó!

Yo estaba esperando que empezara el baile, y cuando se largaron los primeros temas de Madonna, me largué a la pista de cabeza. Juli se quedó charlando con unos amigos, y esperó que comenzara la onda más tecno.

Bailamos un poco. Y yo aproveché para mirar a todas las chicas que había porel boliche. Un montón, y casi todas unas pendejas. En un momento me pareció que vi a Cintia, o a alguien muy parecida a ella. No pude ver con quién estaba, si la acompañaba la jugadora de hockey o no.

Para la hora de la cumbia, ya estábamos más que cansadas, pero igual nos metimos en el medio de la pista. Cuando de repente veo a Fernando, el hermano mayor de Julieta. Primero pensé que era alguien parecido, pero después vi a Gladys, su mujer, y entonces le hice una seña a Julieta.

Ahí comenzó un show aparte. Julieta se puso de varios colores, parecía que las luces del boliche la iluminaban de manera especial. ¡Sus hermanos! Julieta nunca habló de su inclinación tortillera con ellos, y ahora estaban los dos en la mima pista que nosotras! Porque al lado de Fernando estaba su hermano menor, Javier, y lo acompañaba un chico re-gay. Allí nos lo presentó: “Es es Paco, mi novio”

Julieta abrió tan grande la boca que parecía que se le iba a desencajar la cara. Yo miraba la cara pícara de Fernando y me di cuenta que él había tenido la feliz idea de aprovechar esta salida, para que sus hermanos pudieran hacer este reconocimiento.

Después de todo este espectáculo, nos fuimos a un bar a brindar con cerveza. Julieta me pidió que la acompañara esa noche. Y yo con gusto acepté. Las dos nos merecíamos esto.

domingo, diciembre 04, 2005

Maxikiosco


Hoy hace un mes que empecé a trabajar en el maxikiosco de los hermanos de Julieta. Estuvimos saliendo un tiempo hace dos años, creo, y luego nos separamos. Nunca nos peleamos, eso fue raro, pero ella quería viajar, y podía, y yo estaba anclada al laburo y sin un mango.

Nos reencontramos para el baile de la primavera. Estuvimos charlando un poco, poniéndonos al día como se dice. Me contó que el viaje se le pinchó porque se le murió el padre y tuvo que volverse rajando para acá, había llegado hasta Perú. Después de acomodarse un poco y terminar la cuestión de los papeles con la mamá y los hermanos, ahora habían empezado un negocio entre los tres. Ellos querían invertir una plata que les quedó del padre y de paso independizarse, porque trabajaban en relación de dependencia. Así que el negocito de Julieta se agrandó.

La verdad es que me vino justo este encuentro, como les diría, a pedir de boca. Yo estaba a punto de largar mi sueño de independencia, porque no conseguía nada. Cuando no me pagaban, el laburo no me gustaba, y cuando no me acosaban los tipos, las minas me cortaban el rostro… Hasta llegué a pensar seriamente en pasar a una etapa de retiro voluntario, para sacarme un poco toda la mala onda!

Pero encontrarnos con Julieta me dio la oportunidad de probar una vez más. Ellos se tuvieron que acomodar y al principio me querían anotar como empleada y yo no quería, para que no tuvieran más gastos. Al final les dije que sí, no viene mal tener un recibo en blanco a fin de mes. El boliche se llama Kumbias, porque a todos les gusta la música. Ahora vendo golosinas.

Además, Julieta por ahora está sola, y a veces salimos juntas. No es que me haga ilusiones, ya me dijo que sin compromisos, por ahora. Pero está muy linda, y yo, hace rato que necesitaba estar menos sola.

miércoles, agosto 10, 2005

Necesitaba un poco de aire

Cuando me di cuenta de que mi vida seguía en el mismo sentido, di un volantazo, o más o menos.
Descubrí que nunca más, después de lo de Beatriz, había pensado en irme por mi cuenta, buscar un lugarcito para mí sola. No es que en mi casa no me quieran, no, no es eso, pero necesitaba, necesito, ese airecito, ese lugar, que podés decir “Acá estoy yo”.
Y como no es fácil ni tomar la decisión, ni irse del todo, bueno, me dediqué a buscar cómo sería la cosa. Y acá estoy, en un lugarcito prestado por ahora, hasta que encuentro un verdadero laburo que me convenza. El locutorio fue, y después de que el dueño me echó, lo denuncié por acosador. Y bueno, creo que se lo tenía merecido, por lo menos ahora no tomó a otra pobre boluda, tuvo que tomar a un muchacho en mi reemplazo.
Y de a poco me voy haciendo a la idea de que las mujeres me van a volver loca. Cintia y Patricia, una por lanzada, y la otra por histérica me cansaron, Lorena me persiguió durante un mes para aclararme que ella no era así, violenta. Agh…
Por el momento nada en firme, estoy observando el barrio. Estoy más cerca del centro, aunque sigo afuera de la Capital.
Me enteré tarde del concurso de la “Banda Gilda”, y ahora unas pibitas que desafinan más que una se van a ir por ahí a cantar los temas de mi ídola musical número uno. Esta vida es muy injusta!